martes, 18 de noviembre de 2014

Die Sexy Mannschaft: Alemania campeón del mundo y del sexo (Edición especial). Capítulo 2: Parrillada, affair y sexo a la bávava (Carlita + Thomas Müller)

Querido Orange Shoe Diary:

Qué alegría volverte a abrir para contarte una nueva fantasía alemana. En esta oportunidad, nos trasladaremos nuevamente a Baviera. La tierra de la cerveza, hombres en lederhosen y el Bayern Munich. Hablando del Bayern, nuestro próximo objeto de deseo pertenece a las filas del máximo campeón del fútbol alemán. Un goleador por naturaleza, campeón de Alemania y de Europa; monarca del mundo en Bayern y en la "Nationalmannschaft". Un chico que no necesita masa muscular para demostrar su grandeza como futbolista y, por supuesto, su sex-appeal. Bello, talentoso y de extrovertida personalidad, así es Thomas Müller. Será que le agregamos "fiera sexual" a la lista de atributos que lo describen? Veamos si cumple con esta calificación a través de la siguiente historia:

Un extenso campo a las afueras de Munich. Una enorme granja ubicada dentro de miles de hectáreas cubiertas de arbustos en variedad de tonalidades, desde verde hasta naranja. En la granja, una enorme caballeriza que alberga a 20 caballos que son usados para la práctica de la equitación.

En un día normal, yo visité la caballeriza para inspeccionar el lugar. Conmigo estaba Lisa, una joven que practica equitación; quien me enseñaba a cada uno de los equinos que ha montado bien sea para pasear como para sus competencias. "Esta es Bella, una yegua muy activa cuando compito en campeonatos de equitación. Con ella gané la última medalla en una competencia regional", me decía Lisa. "Hermosa yegua y está bien alimentada, porque está gordita (risas)", le comentaba a ella. Acto seguido, Lisa me muestra un caballo particular: "Éste es Martin, un caballo que me regaló mi padre cuando cumplí 18 años. A éste lo monto cuando quiero recorrer el campo". Yo me asombré ante la belleza de equino y dije: "qué caballo tan bello, blanco con manchas marrones. Me encantan estos animales así, son hermosos" Tras revisar cada caballo, Lisa me llevó adentro de la casa ubicada en la granja. Me enseñó las habitaciones, los baños, la sala de estar, la cocina y el enorme patio con parrilla y piscina. "Quiero que te quedes hoy, mi esposo traerá comida y cerveza porque haremos un gran 'barbeque' bávaro. Qué te parece?", me dijo Lisa invitándome a su parrillada; la cual no tuve problemas en aceptar. 45 minutos después, aparece el esposo de Lisa en la granja, junto a algunos amigos. El hombre en cuestión hizo que lo mirara por varios segundos. De cabello castaño, ojos camaleónicos (a veces marrones claro, a veces miel e incluso verdes), sonrisa jovial, una dentadura cuyos colmillos parecen de vampiro y de cuerpo no muy musculoso pero sí de espigada figura.

"Mi amor, cómo estás? Thomas, te presento a Carla. Carla, él es Thomas, mi esposo", nos presentaba Lisa. "Un placer Thomas", le dije a él; a lo que él contestó: "el placer es mío, Carla". Tras hablar por breves minutos, los amigos de Thomas trajeron toda la carne (básicamente de res y cerdo) para la parrillada. Me senté con ellos en una amplia mesa para sazonar las carnes mientras bebíamos cerveza autóctona de Baviera. Colocamos las carnes y las salchichas en el asador y preparamos las mesas y los toldos para esta reunión al aire libre. A medida que el tiempo pasaba, cada invitado iba llegando a la granja. Todo aquel que llegaba, era recibido en sus mesas con una buena jarra de la más espumosa cerveza bávara. Cuando llegaron todos, Thomas y Lisa se levantaron para recibirlos. Mientras la fiesta iba fluyendo, cervezas iban y venían y por ende, la gente empezaba a excederse de tragos. Thomas no fue la excepción. Ni yo lo fui. Tampoco Lisa. Ella se embriagó tanto que decidió ir a dormir; un momento que aproveché para disfrutar lo que quedaba de día con Thomas. Dejamos por un rato a los invitados bailando y pasándola bien mientras Thomas y yo, súper embriagados, nos fuimos a un rincón lleno de árboles detrás de la caballeriza. Thomas se acostó en la grama y yo me puse encima de él mientras lo abrazaba y besaba con mucha intensidad, nos fuimos desnudando poco a poco. Inconscientemente, dado el notorio estado de ebriedad de ambos, quedamos sin una sola prenda puesta. Thomas me besaba y hasta me daba ciertos mordiscos por el cuello, los pechos y el estómago hasta llegar al clítoris, masajeándolo con su lengua y sus labios por varios minutos. Le devolví el favor a Thomas, besándole y lamiéndole el pecho y el abdomen hasta llegar más abajo. Acto seguido, me senté sobre él y empecé a moverme sin piedad mientras me abrazaba, me besaba y lamía mi cuello, mis hombros y mis pechos una y otra vez. Me acosté sobre el frío pasto mientras Thomas se posaba sobre mí agitando su cuerpo y besando mis labios con mucha intensidad. Gemidos iban y venían. Yo acariciaba su espalda de abajo hacia arriba y masajeaba su cabello mientras Thomas me penetraba fuertemente hasta que no pudo más y selló todo con un intenso beso. El frío de la noche bávara no impidió que pudiera calentar mi cuerpo y saciar mi deseo sexual. Thomas es un chico adorable, encantador y que demostró que a la hora del sexo también tiene con qué. Te dejo, Diario. Ojalá y pueda abrirte lo más pronto posible. Xoxo. - Carlita