miércoles, 29 de junio de 2016

Capítulo 13: 1,2,3: Cuando calienta el sol aquí en la playa. (Yo + Kris Bryant + Jessica Delp)




Querido Orange Shoe Diary:

Te vuelvo a abrir para contarte otra historia picante. Esta vez, la temperatura subirá a niveles inimaginables. Kris Bryant nuevamente se presenta en nuestras páginas picantes, pero esta vez no viene solo: lo acompaña su futura esposa, Jessica Delp. Esto promete, así que veamos de qué va todo:

Una oficina. Gente en sus escritorios, atendiendo llamadas, algunos llevando café y otros con carpetas y papeles de un lado a otro.
Yo me encontraba en mi escritorio haciendo varios informes para enviárselos a mi jefa. De repente, llega la hora del break. Salgo de la oficina y bajo en el ascensor para ir al restaurant más cercano a mi edificio para ir a almorzar y en el camino me consigo a una muchacha muy particular. Era una vieja amiga: Jessica. Ella, de aproximadamente 1.66 de estatura, cabello castaño y ondulado, ojos claros y con un cuerpo curvilíneo pero no al punto de parecer "gorda", me saluda: "Carla! En serio eres tú? Cuánto tiempo sin verte! Cómo has estado?", me dice toda emocionada.

Le respondí igualmente emocionada: "Jessica, mi amor! Yo también tenía muchísimo tiempo sin verte. Yo estoy muy bien, y tú, qué ha sido de tu vida?"
"Ay mi vida, qué te puedo contar? Me gradué hace 2 años y ahora estoy viviendo y trabajando en Chicago con mi futuro marido", dice ella, no sin antes mostrarme su anillo de compromiso.
"Ohhh! Qué belleza de anillo, amiga. Felicidades!", dije. Luego, me atreví a preguntarle: "Y cuándo es la boda?"
Jessica contestó: "Todavía no hay una fecha exacta, pero entre noviembre y enero nos debemos estar casando".
"Ohh, qué bien", le dije. Posteriormente, la invité a almorzar conmigo para que me siguiera contando más detalles."Sabes, voy a ir a comer en el restaurant de la esquina, no sé si quieres acompañarme, te puedo hasta brindar algo". "No hay problema, vamos", dijo ella. 

Ya en el restaurant y mientras esperábamos nuestros platos, Jessica y yo bebíamos café. Fue allí donde le pregunté: "Y quién es el afortunado hombre que será tu esposo próximamente?"
Jessica: "Se llama Kris, es un chico muy hermoso por fuera y por dentro. Tiene los ojos azules más bellos que jamás le haya visto a alguien en el mundo. Es alto, muy risueño y tiene un cuerpo muy atlético".
Me muestra una foto de él y yo me quedo impactada con su belleza. "Mira, tú coronaste con ese hombre, qué bello es!", le comenté entre risas. "JAJAJAJAJAJAJA, así me dicen muchos", respondió Jessica.
Rato despues, ella me dice: "Este fin de semana, Kris y yo vamos a la playa. Me acompañarías?"
"Desde luego, no tengo nada que hacer el sábado y además, me hace falta una salida a la playa; me veo muy pálida y necesito tomar sol (JAJAJAJAA)", le dije. 

Ese fin de semana, el sábado en la mañana, me alisto con todo para ir a la playa. Jessica y Kris llegan en la camioneta de él a mi casa para buscarme. "Así que él es Kris, no?", le dije a Jessica, quien me presentó a su pareja. "Sí, es él, te lo presento. Kris, ella es Carla, una vieja amiga a quien me encontré en estos días y la quise invitar para que se fuera con nosotros hoy".
Kris me tendió la mano diciendo: "Hola Carla, un placer. Jessica me habló mucho de ti todos estos días y qué bueno conocerte al fin". Yo, con la cara un poco sonrojada le respondí: "El placer es mío, Kris. Ya veo por qué Jessica está muy feliz a tu lado (JAJAJAJAJA). A lo mejor suene demasiado atrevida al decir esto, pero de verdad eres muy bello".
"JAJAJAJAAJA, tranquila. Gracias por el piropo", me responde Kris con esa modestia y derrochando mucho carisma.

Me embarco en el carro de Kris y arrancamos hasta la playa. Durante el camino, hablábamos de todo un poco, comprábamos cosas para comer y beber durante el viaje y hasta cantábamos.
Al llegar a la playa, todos nos pusimos nuestros mejores trajes de baño; Jessica lucía un bikini blanco con rayas azules, yo llevaba puesto un bikini estampado de flores de varios colores y Kris cargaba puesto un bañador y con su sexy torso descubierto. Los tres nos tomamos muchas fotos que luego las subimos a Instagram y nos dimos un chapuzón.

Kris, Jessica y yo nos divertíamos con cada ola que nos golpeaban. Bailábamos, comíamos, bebíamos... Los tres disfrutábamos cada momento. Pero luego, llegó el "descontrol". Al caer la tarde, Jessica, Kris y yo estábamos algo pasados de tragos. Jessica se levantó y me jaló hacia ella. "Pero qué te pasa, mujer?", le pregunté toda impactada. "Kris, quiero darte una sorpresa junto a Carla", le dijo ella a su hombre. Jessica empezó a bailar sensualmente frente a mí. Yo andaba estática, pero luego ella me enfatizó que debía bailar con ella. "Sólo sígueme la corriente", dijo Jessica.
Las dos empezamos a movernos muy sensualmente mientras Kris, sentado frente a nosotras en una silla playera, se reía.

Jessica y yo empezamos a acariciarnos entre ambas, al punto que nos poníamos "cariñosas". Entre las dos nos besábamos y nos tiramos a la arena. Kris no podía creer lo que estaba viendo, pero él se lo disfrutaba.
Le quité el bikini a Jessica hasta dejarla desnuda. Le metí mi mano en su vagina y se la masajeaba, haciéndola excitar. Mi otra mano está sobre uno de sus pechos, haciéndole cosquilla en un pezón.
Luego, le pedí a Kris que se levantara y se acercara a Jessica. Yo le puse mi lengua en su clítoris. Mientras le chupaba su vagina, Kris besaba a Jessica con mucha pasión. Él lamía su cuello y bajaba hasta sus pezones; se los chupaba una y otra vez.

Yo me acosté al lado de Jessica mientras Kris le lamía el clítoris con una intensidad brutal. Él la chupaba y a la vez le pasaba sus menos por sus caderas y sus pechos. De igual manera, ponía mis manos en los pechos de Jessica y le besaba los labios. Ella después se puso de rodillas frente a Kris y puso su boca en su entrepierna. Mientras se lo succionaba, yo le daba nalgadas, le acariciaba la espalda y le movía el cabello de un lado a otro. A Kris le pasaba mis manos por su pecho y le besaba lujuriosamente sus labios. Ella, quedó de rodillas. Kris y yo, igual. Él la besaba y le apretaba sus pechos, mientras yo le metía mi mano en su vagina, para luego voltearse hacia mí y besarme mientras Kris se ponía detrás de ella a penetrarla por su trasero y a la vez me quitaba mi bikini. Jessica se sostenía sobre mí a la vez que Kris la penetraba. Me senté y empezó a lamerme el clítoris. Yo le pasaba mis manos por su cabello y su espalda.

Seguidamente, Jessica se montó sobre la entrepierna de Kris y yo me puse de espaldas a ella. Ella se movía como nunca mientras yo le acariciaba la espalda y apretaba sus pechos; Kris se movía sensualmente penetrándola y pasando sus manos por sus caderas, su estómago y sus pechos. Yo le lamía el cuello y la besaba. Seguidamente, me puse de frente a Jessica y sentada sobre el rostro de Kris. Él me lamía el clítoris al tiempo que yo besaba a Jessica que seguía moviéndose sobre su hombre.

Al rato, me tocaba a mí. Ahora era Kris quien me penetraba en mi vagina y Jessica era la que estaba tras de mí. Ambos tenían sus manos en mi cuerpo, haciéndome excitar elevadamente. Al rato, me di vuelta y me senté de nuevo sobre la entrepierna de Kris, esta vez de espaldas a él y con Jessica de frente a mí. Ella me besaba y me acariciaba la espalda, subía a mi cabello, me inclinó sobre el torso de Kris, él bajó su mano derecha hacia mi vagina, haciéndome cosquillas allí; al mismo tiempo, Jessica hacía cosquillas en mis pezones y me los chupaba una y otra vez. Kris me puso en cuatro y Jessica desde luego puso su clítoris sobre mi boca para chupárselo mientras Kris me daba duro por detrás. Los tres teníamos más arena en nuestros cuerpos que ganas de vivir. Hasta que Kris se terminó de venir en mí. Los tres caímos exhaustos en la arena. Luego, nos metimos de nuevo a quitarnos toda la arena que se nos impregnó en la piel.

Sin lugar a dudas que esta aventura con Kris y Jessica se pasó. Jamás pensé imaginarme algo un poco "hardcore", especialmente con estos dos personajes, que juntos son una dulzura. Lo cierto es que ya no me cabe una gota de sudor tras escribirte esta historia; y espero seguirte abriendo y escribiéndote a menudo. 

Te dejo, Diario.

- Carla.

lunes, 27 de junio de 2016

Capítulo 12: Ni el Pilates es mejor rutina de ejercicios que el sexo (Yo + Jake Arrieta)





Querido Orange Shoe Diary:
Me alegro mucho de no tardarme tanto en abrirte otra vez. En esta ocasión, te traigo una fantasía explosiva y muy picante. El protagonista es un hombre que es un espectáculo, tanto de pitcher como en su sex-appeal. Es el dueño de uno de los mejores cuerpos de toda la MLB y todo gracias a su devoción a los Pilates. Es el reinante Cy Young de la Liga Nacional, el as de los Chicago Cubs, la bomba sexy: Jake Arrieta.
Mi aventura con Jake empieza así:

Eran las 8 am un día en el gimnasio cercano a mi casa. Mucha gente ejercitando sus cuerpos alrededor de mí, entre chicas esculturales y hombres extremadamente definidos y sexys. Yo me encontraba allí haciendo yoga, luego pasé a hacer zumba y después Pilates. Entre el grupo con quienes estuve en la clase de Pilates, había un hombre cuya presencia me llamó la atención. Era joven, de unos 30 años, alto, de cabello castaño, barbudo, ojos marrones, mirada desafiante pero sexy y con un cuerpo descomunal y fitness.

Cada vez que lo veía sudando me excitaba, sólo que lo disimulaba mientras le seguía el ritmo de la rutina. Tras la sesión, me acerqué a él y le pregunté: "Desde cuándo estás en esto del Pilates?"
Él respondió: "Sabes, tengo como 3 años aproximadamente en esto. Un amigo me recomendó que probara esto y me ha ido de maravillas, tanto que... yo juego beisbol, y antes del Pilates no me iba bien. Ahora, he mejorado mucho en mi rendimiento".
"Wow, vaya que le pones mucha dedicación, con razón tienes el cuerpo que tienes (risas)", le dije. Él se echó a reír. "Me llamo Jake. Un placer", dijo al estrecharme su mano. "Mucho gusto, Jake. Soy Carla".

Jake posteriormente me preguntó:"Tienes planes para hoy más tarde?"
"No, por qué?", le contesté.
"Sabes, tengo ganas de ir al cine y pasear un rato y me encantaría que me acompañaras, así nos conocemos mejor, te parece?", me propuso, a lo que acepté, para luego intercambiar teléfonos.

En la tarde me arreglé lo más bonito posible para Jake. Él llegó a las 6 pm en punto a mi casa. Me recogió en su carro y me llevó al cine. Tras ver la película, fuimos al centro comercial más cercano y le dimos varias vueltas, mientras mirábamos tiendas y nos tomábamos muchas fotos.
Semanas después, Jake volvió a llamarme e invitarme a salir de nuevo, esta vez a la discoteca. Estuvimos toda la noche bailando y bebiendo.
Tras esa noche de fiesta, Jake me llevó a mi casa. Yo estaba pasada de tragos. Él, no mucho.

Al dí siguiente volví al gimnasio, pero no había nadie. Hasta que entró Jake. "Hola, Carla. Lista para nuestra sesión de Pilates de hoy?", me preguntó. "Ehm, sí", le dije.

Jake sacó unas colchonetas y pidió que me arrodillara. "Lo que vamos a hacer hoy tú y yo son unas 'nuevas técnicas de Pilates'". "Cómo así?", pregunté. "Ya verás de qué va todo esto. La vas a pasar bien, te lo juro", contestó.
Jake se arrodilló frente a mí y me robó un beso, se quitó la franelilla y sus shorts de entrenamiento. Se levantó y puso su entrepierna en mi boca. No me quedó otra que chupárselo. Después me fue quitando la ropa lentamente.

Acto seguido, Jake se arrodilla y me mete una mano en mi vagina, masajeando mi clítoris varias veces. Luego, me acostó en las colchonetas, puso mi boca allí y me fue chupando y lamiendo una y otra vez. Sus manos acariciaban mis piernas, mis caderas y mis pechos. Se sentó en las colchonetas; me levantó y me sentó de espaldas a él, penetrándome por mi trasero, besándome el cuello y la espalda, con su mano en mi vagina y apretando mis pechos. Yo me le movía lento y rápido.  

Seguidamente, Jake me puso en cuatro y me penetró por detrás varias veces, haciéndome elevar mis excitaciones a niveles extremos. Posteriormente, se acostó y me monté sobre su escultural cuerpo. Jake me pasaba sus manos por mis hombros, mis pechos, mis caderas; se movía lentamente y luego rápidamente. Yo le hacía lo mismo. Me agarraba de manos con él y me incliné para pasarle mi lengua por su pecho. Ambos sudábamos descontroladamente. Gemidos iban y venían. Hasta que ambos no pudimos más y terminé sobre él.

Fue un momento muy picante y diferente. Jamás me imaginé algo igual en un lugar como el gimnasio. Jake es un monumento de hombre. Y quedó más que comprobado.
Te dejo, Diario. Espero abrirte pronto.

- Carla.

miércoles, 22 de junio de 2016

Capítulo 11: Un momento de lujuria fuera de la Ciudad del Pecado (Carlita + Kris Bryant)



Querido Orange Shoe Diary:

Hace mucho que no te vuelvo a abrir. Extrañaba escribir en tus páginas mis fantasías más ardientes y hoy he venido a plasmar una nueva. El protagonista en esta oportunidad es un chico que solo tiene un año en las Grandes Ligas y ya ha conquistado millones de corazones gracias a su talento, carisma y, sobre todo, su extrema belleza. Es el joven 3B de los Chicago Cubs y reinante Novato del Año de la Liga Nacional 2015, el único, el bellísimo, el incomparable: Kris Bryant. Mi aventura ficticia con Kris empieza así:



Las Vegas, Nevada. La Ciudad del Pecado. El paraíso de los apostadores. El sitio por excelencia de los casinos, los cabarets, las luces y etc.

Era un jueves por la noche. Yo me encontraba preparándome para mi show. Era una "Vegas Showgirl". Muchos hombres habían en el lugar esperando ver bailar a hermosas mujeres vestidas con atuendos que dejaban ver todo a la imaginación, eso sí, con mucha pluma, lentejuela y canutillos. La música comenzó a sonar y yo junto a mis compañeras salimos a bailar con mucha energía y sensualidad en el escenario. Los hombres nos silbaban y se volvían locos.

Al terminar el baile, se me ocurrió algo que estaba fuera de lo pautado: quería cantar. Me acerqué a mi jefe y le dije que si podía abrir la ronda del karaoke. Él no se negó y me dejó cantar.

Yo volví al escenario con una pantalla blanca detrás de mí, tomé el micrófono y me dirigí al público diciendo: "Buenas noches, amigos! Estoy súper encantada de que estén aquí en este maravilloso lugar esta noche. Quién quiere karaoke?"

Todos alzaron la mano, pero yo fijé la mirada en uno que estaba sentado en una de las mesas cercanas al escenario. "A ese chico que está allí en esa mesa a mano izquierda", le dije.
Bajé del escenario un momento y me acerqué a ese imponente hombre de 1.95 metros de estatura, de cuerpo atlético y en óptimas condiciones. Su rostro parecía esculpido por los dioses: labios provocativos, nariz bien perfilada, pero sus incandescentes ojos azules, tan claros como el mar, me atrayeron brutalmente.

Le pregunté: "Cómo te llamas?"
A lo que contestó: "Mi nombre es Kristopher, pero todos me dicen Kris".
- "Ah ok. Hola, Kris. Bienvenido. Mi nombre es Carla, un placer. Me gustaría arrancar esta ronda de karaoke contigo pero en el escenario, así que ven conmigo por favor".
- "Pero yo no sé cantar", me contesta Kris. "Es que tú no vas a cantar, yo soy la que te voy a cantar a ti, te la dedico". Le respondí para luego exclamar: "Música, maestro!"
La música comenzó a sonar y yo empecé a bailarle sensualmente a Kris delante de todos, para después bailarle y cantarle:
"Me delata la mirada. hacerme la tonta para qué si a mí no me importa nada. Prefiero vivir y perder que no haber vivido nada. Si te vas, quedaré en un dolor que jamás conocí... Andas en mi cabeza, nene, a todas horas -no sé cómo explicarte-, el mundo me da vueltas, tú me descontrolas -no paro de pensarte-. Por ti me la paso imaginando que contigo me casé y por siempre te amé".... Mientras le cantaba, Kris sólo reía y bailaba a mi lado.

Tras ese momento, Kris y yo intercambiamos números de teléfono y desde esa noche, no dejaba de hablar con él por Whatsapp y pensar en él, en sus ojos azules de impacto, en su sonrisa tan brillante como un diamante y de su dulzura.

Un día, Kris me escribe para invitarme a salir con él, la cual acepté. Le di las coordenadas de mi casa y al cabo de una hora después, él apareció en el frente. Se bajó de su carro último modelo, lucía una t-shirt blanca con chaqueta y pantalones negros y un par de zapatos Adidas negros. Yo salí con un vestido corto floreado y unos tacones rosados altos.

"Estás hermosísima, dijo Kris. "Gracias! Y tú ni se diga (jajaja)" le respondí. Kris posteriormente me preguntó: "Qué te parece si recorremos Las Vegas juntos?" - Yo: "Sería genial!".
Nos recorrimos toda la ciudad. La vuelta por Las Vegas Strip fue fantabulosa. Desde Caesars Palace hasta Planet Hollywood, pasando por el MGM Grand, el Mandalay Bay, la fuente Bellagio y las múltiples "capillas" donde la gente suele hacer sus "matrimonios express". Hasta a la famosa tienda de empeños de "El Precio de la Historia" fuimos a dar.

Después de todo ese recorrido, Kris me lleva hasta el Desierto de Nevada. Kris detiene su carro en medio del desierto y me roba un beso. Yo quedé paralizada por unos segundos. Él sólo reía mientras veía mi cara de shock; seguidamente lo miré y le repetí la jugada. Él se volvió a reír y luego dijo: "te gustó el juego, no?"
Ambos reímos y nos empezamos a comer a besos dentro del carro. Nos repartimos besos y caricias en ese momento. Lentamente, le iba despojando su ropa: le quitaba la chaqueta, la camisa; le desprendí su cinturón, desabotoné y le bajé el cierre de su pantalón. Me senté sobre su entrepierna y me aferré a él mientras me devoraba con sus labios. Kris me ponía sus manos en mis caderas y poco a poco levantaba mi vestido hasta quitármelo. Después, vio que no cargaba sostén, así que me arrancó mi pantaleta.

Seguidamente, Kris bajó del carro, sacó una toalla que tenía guardada en su maleta y la tendió en el suelo desértico. Me bajó del auto completamente desnuda y cargada en sus brazos y me acostó sobre esa toalla. Él se bajó los pantalones, quedó sólo en ropa interior. Se puso sobre mí y empezó a besarme intensamente, recorriendo mi cuerpo con sus manos, elevando mi éxtasis a niveles tan altos como la temperatura del desierto. Pasó mi lengua desde mi cuello, pasando por mis pezones y mi estómago hasta llegar al clítoris. Sus manos hacían fiesta en mi piel, provocándome cosquillas. Me puse de rodillas, le bajé la ropa interior  y me puse de espaldas a él, quien aprovechó para penetrarme y darme duro. Yo me le movía como si no hubiese mañana.
Minutos más tarde, Kris se acostó sobre la toalla tendida en la arena y yo me le monté encima. Me movía sobre él lentamente al principio y luego subía la intensidad; mientras tanto, él pasaba sus manos por mis caderas, mi cintura, me apretaba los pechos,sus dedos jugaban con mis pezones. Le chupaba los dedos varias veces y repetía las caricias.

Kris se sentó y me besaba y abrazaba fuertemente mientras yo seguía moviéndome sobre su entrepierna. Sus gemidos eran música para mis oídos. Su sudor recorría mi cuerpo constantemente. Sus besos eran sutiles pero sensuales a la vez.

Kris volvió a cargarme y me sentó en la parte delantera de su carro. Volvió a apuntar su boca a mi clítoris, chupándolo y pasando su lengua por allí una y otra vez. Yo puse mis manos en su cabeza. Él, con sus manos en mis piernas, mis caderas, mi cintura y mis pechos. Después, él se levantó y se posó en la parte delantera del carro. Yo le devolví el favor poniendo su miembro en mi boca y succionándolo varias veces, con mis manos subiendo y bajando de su pecho. Y él se lo disfrutaba gimiendo y riendo.

Más tarde, Kris volvió a montarme en el carro, esta vez acostada en el asiento trasero. Él se puso sobre mí y me penetró en mi vagina; se movía rápido y luego lento, lo hacía una y otra vez. Yo no paraba de gritar y gemir. Le puse una mano en su pecho al tiempo que me penetraba. Después se puso sobre mí y se movía sensualmente. Ambos sudábamos intensamente y saciábamos nuestros deseos carnales con mucha pasión y lujuria. Hasta que Kris y yo no pudimos más cuando llegamos al clímax. Con otro beso y aferrados entre sí, acabamos en el acto.

Y así fue como tuve una experiencia lujuriosa en el desierto a las afueras de la Ciudad del Pecado. Y ya sabes cómo dice el famoso dicho: lo que pasa en Las Vegas, se queda en Las Vegas. Sólo que aquí lo que pasa en Las Vegas queda escrito en tus páginas ardientes.

Te dejo, Diario. Prometo no volverme a perder para escribirte otra vez.


- Carla.