Orange Shoe Diary
Un diario sobre béisbol algo subido de tono...
miércoles, 29 de junio de 2016
Capítulo 13: 1,2,3: Cuando calienta el sol aquí en la playa. (Yo + Kris Bryant + Jessica Delp)
lunes, 27 de junio de 2016
Capítulo 12: Ni el Pilates es mejor rutina de ejercicios que el sexo (Yo + Jake Arrieta)
Él respondió: "Sabes, tengo como 3 años aproximadamente en esto. Un amigo me recomendó que probara esto y me ha ido de maravillas, tanto que... yo juego beisbol, y antes del Pilates no me iba bien. Ahora, he mejorado mucho en mi rendimiento".
"No, por qué?", le contesté.
"Sabes, tengo ganas de ir al cine y pasear un rato y me encantaría que me acompañaras, así nos conocemos mejor, te parece?", me propuso, a lo que acepté, para luego intercambiar teléfonos.
miércoles, 22 de junio de 2016
Capítulo 11: Un momento de lujuria fuera de la Ciudad del Pecado (Carlita + Kris Bryant)
Hace mucho que no te vuelvo a abrir. Extrañaba escribir en tus páginas mis fantasías más ardientes y hoy he venido a plasmar una nueva. El protagonista en esta oportunidad es un chico que solo tiene un año en las Grandes Ligas y ya ha conquistado millones de corazones gracias a su talento, carisma y, sobre todo, su extrema belleza. Es el joven 3B de los Chicago Cubs y reinante Novato del Año de la Liga Nacional 2015, el único, el bellísimo, el incomparable: Kris Bryant. Mi aventura ficticia con Kris empieza así:
Era un jueves por la noche. Yo me encontraba preparándome para mi show. Era una "Vegas Showgirl". Muchos hombres habían en el lugar esperando ver bailar a hermosas mujeres vestidas con atuendos que dejaban ver todo a la imaginación, eso sí, con mucha pluma, lentejuela y canutillos. La música comenzó a sonar y yo junto a mis compañeras salimos a bailar con mucha energía y sensualidad en el escenario. Los hombres nos silbaban y se volvían locos.
Al terminar el baile, se me ocurrió algo que estaba fuera de lo pautado: quería cantar. Me acerqué a mi jefe y le dije que si podía abrir la ronda del karaoke. Él no se negó y me dejó cantar.
Yo volví al escenario con una pantalla blanca detrás de mí, tomé el micrófono y me dirigí al público diciendo: "Buenas noches, amigos! Estoy súper encantada de que estén aquí en este maravilloso lugar esta noche. Quién quiere karaoke?"
Todos alzaron la mano, pero yo fijé la mirada en uno que estaba sentado en una de las mesas cercanas al escenario. "A ese chico que está allí en esa mesa a mano izquierda", le dije.
Le pregunté: "Cómo te llamas?"
A lo que contestó: "Mi nombre es Kristopher, pero todos me dicen Kris".
- "Ah ok. Hola, Kris. Bienvenido. Mi nombre es Carla, un placer. Me gustaría arrancar esta ronda de karaoke contigo pero en el escenario, así que ven conmigo por favor".
- "Pero yo no sé cantar", me contesta Kris. "Es que tú no vas a cantar, yo soy la que te voy a cantar a ti, te la dedico". Le respondí para luego exclamar: "Música, maestro!"
"Me delata la mirada. hacerme la tonta para qué si a mí no me importa nada. Prefiero vivir y perder que no haber vivido nada. Si te vas, quedaré en un dolor que jamás conocí... Andas en mi cabeza, nene, a todas horas -no sé cómo explicarte-, el mundo me da vueltas, tú me descontrolas -no paro de pensarte-. Por ti me la paso imaginando que contigo me casé y por siempre te amé".... Mientras le cantaba, Kris sólo reía y bailaba a mi lado.
Tras ese momento, Kris y yo intercambiamos números de teléfono y desde esa noche, no dejaba de hablar con él por Whatsapp y pensar en él, en sus ojos azules de impacto, en su sonrisa tan brillante como un diamante y de su dulzura.
Un día, Kris me escribe para invitarme a salir con él, la cual acepté. Le di las coordenadas de mi casa y al cabo de una hora después, él apareció en el frente. Se bajó de su carro último modelo, lucía una t-shirt blanca con chaqueta y pantalones negros y un par de zapatos Adidas negros. Yo salí con un vestido corto floreado y unos tacones rosados altos.
"Estás hermosísima, dijo Kris. "Gracias! Y tú ni se diga (jajaja)" le respondí. Kris posteriormente me preguntó: "Qué te parece si recorremos Las Vegas juntos?" - Yo: "Sería genial!".
Después de todo ese recorrido, Kris me lleva hasta el Desierto de Nevada. Kris detiene su carro en medio del desierto y me roba un beso. Yo quedé paralizada por unos segundos. Él sólo reía mientras veía mi cara de shock; seguidamente lo miré y le repetí la jugada. Él se volvió a reír y luego dijo: "te gustó el juego, no?"
Seguidamente, Kris bajó del carro, sacó una toalla que tenía guardada en su maleta y la tendió en el suelo desértico. Me bajó del auto completamente desnuda y cargada en sus brazos y me acostó sobre esa toalla. Él se bajó los pantalones, quedó sólo en ropa interior. Se puso sobre mí y empezó a besarme intensamente, recorriendo mi cuerpo con sus manos, elevando mi éxtasis a niveles tan altos como la temperatura del desierto. Pasó mi lengua desde mi cuello, pasando por mis pezones y mi estómago hasta llegar al clítoris. Sus manos hacían fiesta en mi piel, provocándome cosquillas. Me puse de rodillas, le bajé la ropa interior y me puse de espaldas a él, quien aprovechó para penetrarme y darme duro. Yo me le movía como si no hubiese mañana.
Kris se sentó y me besaba y abrazaba fuertemente mientras yo seguía moviéndome sobre su entrepierna. Sus gemidos eran música para mis oídos. Su sudor recorría mi cuerpo constantemente. Sus besos eran sutiles pero sensuales a la vez.
Kris volvió a cargarme y me sentó en la parte delantera de su carro. Volvió a apuntar su boca a mi clítoris, chupándolo y pasando su lengua por allí una y otra vez. Yo puse mis manos en su cabeza. Él, con sus manos en mis piernas, mis caderas, mi cintura y mis pechos. Después, él se levantó y se posó en la parte delantera del carro. Yo le devolví el favor poniendo su miembro en mi boca y succionándolo varias veces, con mis manos subiendo y bajando de su pecho. Y él se lo disfrutaba gimiendo y riendo.
Más tarde, Kris volvió a montarme en el carro, esta vez acostada en el asiento trasero. Él se puso sobre mí y me penetró en mi vagina; se movía rápido y luego lento, lo hacía una y otra vez. Yo no paraba de gritar y gemir. Le puse una mano en su pecho al tiempo que me penetraba. Después se puso sobre mí y se movía sensualmente. Ambos sudábamos intensamente y saciábamos nuestros deseos carnales con mucha pasión y lujuria. Hasta que Kris y yo no pudimos más cuando llegamos al clímax. Con otro beso y aferrados entre sí, acabamos en el acto.
Te dejo, Diario. Prometo no volverme a perder para escribirte otra vez.
- Carla.
martes, 25 de agosto de 2015
Capítulo 10: Manantial de pasión con el chico de la van (Carlita + Daniel Norris)
Querido Orange Shoe Diary:
Vaya que tenía tiempo sin abrir tus páginas. Pero la espera ha valido la pena. Hoy, te contaré una historia muy particular, cuyo protagonista es un chico con una vida para algunos "bizarra", pero para mí es sumamente interesante y hasta sexy. Mi Adonis en esta ocasión es Daniel Norris, un joven zurdo que empezó con los Blue Jays y ahora viste el uniforme de los Tigers. Este hombre vive en una van y simplemente no le importa lo que le digan los demás por ese hecho. En fin, la picante historia transcurre de la siguiente manera:
Un bosque en algún lugar del estado de Tennessee. Árboles frondosos, enormes senderos y avasallantes ríos cuyos cauces corren velozmente por toda la zona.
Un buen día, me encontraba explorando la zona buscando un buen lugar para acampar. Quería tener algo de contacto con la naturaleza. Camino un poco más hasta conseguir un espacio muy impactante: un pequeño manantial con abundante agua de río y un caminito de piedras que te guía hasta allí.
Al llegar, decidí quitarme la ropa enteramente y probar el agua de ese manantial. Me di un chapuzón. El agua estaba fría, pero tolerable. Me seguía bañando una y otra vez. Me sumergí por unos segundos y al volver arriba, sentí un carro estacionarse. Me asusté por un minuto y me di media vuelta; al hacerlo, efectivamente estaba un auto estacionado: una van Volkswagen Westfalia 1978. El auto que todo hippie que se respeta debe tener. De dicho vehículo salió un hombre que inmediatamente me hipnotizó. De imponente estatura, ojos azules, mirada tierna y sexy a la vez, sonrisa tímida, barba larga y un cuerpo en forma, el hombre se quitó la camisa y sus jeans, dejándose puesta solo un short de baño.
Estaba asustada porque pensaba que me haría algo de daño, pero el chico, muy amablemente me dijo:
"Tranquila, sólo vengo a bañarme, no te haré nada malo. Yo también estoy explorando este enorme bosque y obviamente de tanto recorrerlo estaba sudando y quería bañarme. Oh, ¡estás desnuda!".
A lo que contesté:
"Oh ok. Qué buen susto me diste (JAJAJAJAJA). Y sí, estoy desnuda, ¿hay algún problema?".
"No, para nada. Yo también me he bañado desnudo algunas veces, sé lo que se siente", respondió. El chico luego dijo esto: "Me llamo Daniel, un placer". "El placer es mío, Daniel; mi nombre es Carla", respondí.
Estuvimos un buen rato hablando de las cosas de nuestras vidas. Me impacté mucho cuando me contó que él realmente vivía en esa van Volkswagen.
"¿En serio vives allí en ese carro? ¡Estás loco! (JAJAJAJAJA)", le dije. Daniel soltó una fuerte carcajada y luego dijo: "Así me dice todo el que se me acerca y me ve viviendo allí, pero no me importa. Siempre quise tener un auto así para poder dormir allí y explorar muchos lugares".
Después de horas conversando, nadamos un poquito en el manantial juntos hasta que todo comenzó a tomar otro rumbo. Le abracé fuertemente y me aferré a su cuerpo sin importar que de alguna manera él se sintiera incómodo. Pero no, no lo estaba.
Daniel lentamente pasaba sus manos mojadas por todo mi cuerpo y besaba mi cuello. Yo entraba en éxtasis total en ese momento. Daniel poco a poco subía sus manos acariciándome desde mis piernas, pasaba por mi barriga, mis pechos, subía hacia mi cuello y llegaba a mi rostro. Me dio un beso muy apasionado y me sacó cargándome en sus brazos hasta su carro.
Me acostó donde él suele dormir. Encendió la radio y ambientó el momento con la música que él suele escuchar. Él todo mojado me besa nuevamente y recorre sus labios por todo mi cuerpo igualmente empapado; besa mi cuello, baja hasta mis pezones chupándolos una y otra vez, pasa su lengua por mi barriga y baja hasta mi clítoris. No aguantaba tanta excitación.
Daniel se pone sobre mí, abre mis piernas e introduce su miembro en mi vagina, penetrándome una y otra vez. Si ya ambos estábamos mojados de tanto que nos bañamos en el manantial, ahora lo estábamos más por el sudor que brotaba de nuestros cuerpos.
Me senté sobre Daniel y me agité una y otra vez. Él me acariciaba todo mi cuerpo mientras me movía ardientemente. Me movía tan fuerte y tan seguido que hasta la camioneta "bailaba". Nos devorábamos a besos a cada ratico, caricias iban y venían. El éxtasis a millón en todo momento. Hasta que no pudimos más. Me acosté sobre Daniel y nos besamos intensamente.
A mí sinceramente no me importó si luego de esto sufriría un resfriado o algo así. Lo cierto es que Daniel fue todo un encanto a mi lado en ese momento de pasión que jamás olvidaré.
En fin, debo irme, Diario. Prometo que no pasará mucho más tiempo hasta volverte a abrir.
- Carla.
martes, 18 de noviembre de 2014
Die Sexy Mannschaft: Alemania campeón del mundo y del sexo (Edición especial). Capítulo 2: Parrillada, affair y sexo a la bávava (Carlita + Thomas Müller)
Querido Orange Shoe Diary:
Qué alegría volverte a abrir para contarte una nueva fantasía alemana. En esta oportunidad, nos trasladaremos nuevamente a Baviera. La tierra de la cerveza, hombres en lederhosen y el Bayern Munich. Hablando del Bayern, nuestro próximo objeto de deseo pertenece a las filas del máximo campeón del fútbol alemán. Un goleador por naturaleza, campeón de Alemania y de Europa; monarca del mundo en Bayern y en la "Nationalmannschaft". Un chico que no necesita masa muscular para demostrar su grandeza como futbolista y, por supuesto, su sex-appeal. Bello, talentoso y de extrovertida personalidad, así es Thomas Müller. Será que le agregamos "fiera sexual" a la lista de atributos que lo describen? Veamos si cumple con esta calificación a través de la siguiente historia:
Un extenso campo a las afueras de Munich. Una enorme granja ubicada dentro de miles de hectáreas cubiertas de arbustos en variedad de tonalidades, desde verde hasta naranja. En la granja, una enorme caballeriza que alberga a 20 caballos que son usados para la práctica de la equitación.
En un día normal, yo visité la caballeriza para inspeccionar el lugar. Conmigo estaba Lisa, una joven que practica equitación; quien me enseñaba a cada uno de los equinos que ha montado bien sea para pasear como para sus competencias. "Esta es Bella, una yegua muy activa cuando compito en campeonatos de equitación. Con ella gané la última medalla en una competencia regional", me decía Lisa. "Hermosa yegua y está bien alimentada, porque está gordita (risas)", le comentaba a ella. Acto seguido, Lisa me muestra un caballo particular: "Éste es Martin, un caballo que me regaló mi padre cuando cumplí 18 años. A éste lo monto cuando quiero recorrer el campo". Yo me asombré ante la belleza de equino y dije: "qué caballo tan bello, blanco con manchas marrones. Me encantan estos animales así, son hermosos" Tras revisar cada caballo, Lisa me llevó adentro de la casa ubicada en la granja. Me enseñó las habitaciones, los baños, la sala de estar, la cocina y el enorme patio con parrilla y piscina. "Quiero que te quedes hoy, mi esposo traerá comida y cerveza porque haremos un gran 'barbeque' bávaro. Qué te parece?", me dijo Lisa invitándome a su parrillada; la cual no tuve problemas en aceptar. 45 minutos después, aparece el esposo de Lisa en la granja, junto a algunos amigos. El hombre en cuestión hizo que lo mirara por varios segundos. De cabello castaño, ojos camaleónicos (a veces marrones claro, a veces miel e incluso verdes), sonrisa jovial, una dentadura cuyos colmillos parecen de vampiro y de cuerpo no muy musculoso pero sí de espigada figura.
"Mi amor, cómo estás? Thomas, te presento a Carla. Carla, él es Thomas, mi esposo", nos presentaba Lisa. "Un placer Thomas", le dije a él; a lo que él contestó: "el placer es mío, Carla". Tras hablar por breves minutos, los amigos de Thomas trajeron toda la carne (básicamente de res y cerdo) para la parrillada. Me senté con ellos en una amplia mesa para sazonar las carnes mientras bebíamos cerveza autóctona de Baviera. Colocamos las carnes y las salchichas en el asador y preparamos las mesas y los toldos para esta reunión al aire libre. A medida que el tiempo pasaba, cada invitado iba llegando a la granja. Todo aquel que llegaba, era recibido en sus mesas con una buena jarra de la más espumosa cerveza bávara. Cuando llegaron todos, Thomas y Lisa se levantaron para recibirlos. Mientras la fiesta iba fluyendo, cervezas iban y venían y por ende, la gente empezaba a excederse de tragos. Thomas no fue la excepción. Ni yo lo fui. Tampoco Lisa. Ella se embriagó tanto que decidió ir a dormir; un momento que aproveché para disfrutar lo que quedaba de día con Thomas. Dejamos por un rato a los invitados bailando y pasándola bien mientras Thomas y yo, súper embriagados, nos fuimos a un rincón lleno de árboles detrás de la caballeriza. Thomas se acostó en la grama y yo me puse encima de él mientras lo abrazaba y besaba con mucha intensidad, nos fuimos desnudando poco a poco. Inconscientemente, dado el notorio estado de ebriedad de ambos, quedamos sin una sola prenda puesta. Thomas me besaba y hasta me daba ciertos mordiscos por el cuello, los pechos y el estómago hasta llegar al clítoris, masajeándolo con su lengua y sus labios por varios minutos. Le devolví el favor a Thomas, besándole y lamiéndole el pecho y el abdomen hasta llegar más abajo. Acto seguido, me senté sobre él y empecé a moverme sin piedad mientras me abrazaba, me besaba y lamía mi cuello, mis hombros y mis pechos una y otra vez. Me acosté sobre el frío pasto mientras Thomas se posaba sobre mí agitando su cuerpo y besando mis labios con mucha intensidad. Gemidos iban y venían. Yo acariciaba su espalda de abajo hacia arriba y masajeaba su cabello mientras Thomas me penetraba fuertemente hasta que no pudo más y selló todo con un intenso beso. El frío de la noche bávara no impidió que pudiera calentar mi cuerpo y saciar mi deseo sexual. Thomas es un chico adorable, encantador y que demostró que a la hora del sexo también tiene con qué. Te dejo, Diario. Ojalá y pueda abrirte lo más pronto posible. Xoxo. - Carlita
jueves, 24 de julio de 2014
Die Sexy Mannschaft: Alemania campeón del mundo y del sexo (Edición Especial). Capítulo 1: Noche bávara de premios, glamour y sexo intenso (Yo -Sophie- + Manuel Neuer)
Querido Orange Shoe Diary:
Hallo mein freund! Hoy te abro y te saludo en un alemán algo débil (qué mal alemán! LOL); porque a propósito del reciente triunfo de la selección de fútbol de Alemania en el Mundial Brasil 2014 (equipo al cual apoyé), te contaré varias fantasías subidas de tono que he tenido con los futbolistas alemanes hoy campeones del mundo y que no sólo conquistaron al planeta entero con su juego, sino también con los encantos físicos y el sex-appeal de cada uno de sus jugadores.
Para esta primera oportunidad de esta edición especial "Die Sexy Mannschaft", traigo una historia super picante, teniendo como protagonista en esta ocasión al portero más destacado de este Mundial: el espectacular Manuel Neuer. Hora de explorar nuestra imaginación:
Munich, Alemania. Una majestuosa noche de gala. La ciudad bávara albergaba una importante entrega de premios a lo mejor del medio artístico y deportivo de Alemania: los Bambi Awards. Miles de fotógrafos activando sus flashes cada segundo que pasa. Una amplia alfombra roja por la cual pasan un sinfín de personalidades de la vida pública de Baviera y de Alemania, además de invitados internacionales. Artistas, deportistas, gente de sociedad, etc. En medio de tantas personas que se desplazaban hacia dentro del teatro donde se escenificaría esta glamorosa gala, yo llegaba al lugar escoltada por dos guardaespaldas. Lucía un vestido largo de corte sirena hecho con telas de chifón de seda en la parte superior y satén en la falda, de color rojo pasión, con un corsé en forma de corazón lleno de cristales de Swarovski que le dan brillo a la parte del busto. Los zarcillos, el anillo y las pulseras tienen incrustaciones de rubíes y diamantes. No me llamen Carla, llámenme Sophie Hoffmann. Ése es mi nombre artístico; estoy en esta ceremonia porque estoy nominada a la Artista Emergente de la música alemana, Mejor Artista Femenina y Mejor Artista Alemana, además de que presentaré el premio al Mejor Atleta Alemán y por qué no, hacer un show en vivo. Tras 20 minutos dando entrevistas y posando para los fotógrafos en la alfombra roja, entré al teatro y me ubiqué en la silla reservada para mí. Lo que no me iba a imaginar es que estaría sentada al lado de un hombre muy particular. Este hombre es un monumento de casi 1.95 metros de altura, cabello rubio, hermosos ojos azules, labios carnosos y sexys, un porte impresionante y un cuerpo de infarto. Y en traje parece un muñeco de torta (pastel) de matrimonio. Dicho hombre en cuestión apareció minutos después de haberme sentado. "Hola, tú debes ser Sophie Hoffmann, no?", preguntó. A lo que lo miré, volteé la mirada a su asiento que llevaba el escrito: "Reservado para Manuel Neuer"; lo volví a mirar y quedé congelada. "Manuel Neuer? El portero del Bayern y de la Mannschaft sentado a mi lado? Y de paso sabes mi nombre? No lo puedo creer!", le decía mientras sufría ataques de "fangirl" al momento de darme cuenta que estaríamos en la misma fila. Manuel se echaba a reír, para luego confesarme que "he escuchado tus canciones y la verdad son muy buenas. Me pareces una de las mejores cantantes alemanas del momento". "Gracias, Manuel", le respondí para luego comentarle que "me siento halagada de oír esas palabras de tu parte. Y tú, para mí, eres el mejor portero del fútbol alemán en la actualidad". Manuel respondió con un "Gracias, Sophie". Luego, le dije que "casualmente voy a presentar el premio al Mejor Atleta Alemán, premio al cual estás nominado. Te deseo mucha suerte esta noche". "Gracias, igualmente para ti en tus nominaciones", contestó Manuel. El teatro poco a poco se iba llenando de personas, faltaban 10 minutos para el inicio del evento y ya estaba todo listo. Mientras corría el tiempo, le comentaba a Manuel: "Sabías que mi equipo favorito es el Bayern?" "Ah sí? Qué bien!", decía en tono de sorpresa Manuel; a lo que respondí: "Aunque no los seguía desde antes, pero pasé mi adolescencia viendo partidos del Bayern y de la Mannschaft, por supuesto. El triplete de Munich en 2013 fue de ensueño, aún lo tengo presente en mis recuerdos". "Awww, qué linda", dijo Manuel, para luego preguntar: "Y eso que no seguías al Bayern de antes sino después que creciste? Qué edad tienes?", a lo que contesté: "Tengo 22, y tú si no estoy mal tienes 28, cierto?" "Estás en lo correcto", replicó Manuel. De repente, las luces se apagaron y el espectáculo daba inicio. "Bienvenidos a la entrega de los Bambi Awards, donde se premia a lo mejor de Alemania y el mundo"... Tras varios premios entregados y varios cantantes han hecho sus presentaciones, me tocaba presentar el premio de Mejor Atleta Alemán. Tuve el gran honor de presentar el premio al lado de quien fuera jugador de la Mannschaft, campeón de Europa en 1996 y hoy en día director de selecciones nacionales de la Federación Alemana de Fútbol (Deutscher Fussball-Bund, DFB), Oliver Bierhoff. *suena voz de fondo* Ella, es una de las estrellas pop alemanas del momento. Él, un referente del fútbol alemán de los años 90 y hoy dirigente en la Federación Alemana de Fútbol. Démosle la bienvenida a Sophie Hoffmann y Oliver Bierhoff! Al momento de salir a escena, "Herr" (Señor en alemán) Bierhoff (luciendo muy elegante en un traje negro con corbata roja, y que se mantiene sexy con el paso de los años) hacía la introducción con estas palabras: "Alemania siempre ha brindado al mundo grandes deportistas. Hombres y mujeres que, independientemente de la disciplina deportiva que practiquen, dejan huella con cada triunfo, cada medalla y cada copa que obtienen, y por ende, son motivo de orgullo para toda una nación". Yo complementaba de esta manera: "Nuestro país ha sido testigo del gran talento que se desarrolla acá y se exporta al mundo entero. El esfuerzo, la dedicación y la constancia siempre tendrá su recompensa dependiendo del porcentaje que de ese atleta física y mentalmente para cumplir su objetivo, es por eso que esta noche, cinco grandes atletas se disputan el premio al Mejor Atleta Alemán, estos son los nominados". Los nominados fueron Manuel y Thomas Muller (ambos futbolistas), los pilotos de F1 Sebastian Vettel y Nico Rosberg y la tenista Sabine Lisicki. Tras el repaso de los nominados, mientras yo abría el sobre, Oliver dijo las palabras mágicas: Y el Bambi va para.... a lo que yo leo el nombre del ganador y lo hago saber públicamente con alegría: Manuel Neuer! Manuel se levantó sorprendido al saberse ganador de este premio y subió al escenario para recoger su estatuilla. Saludó a Oliver con un apretón de manos y a mí me abrazó mientras le daba el premio. Manuel dio su discurso de aceptación de esta forma: "Wow, no sé qué decir, gracias a todos los que hicieron posible esto. Gracias a mis compañeros tanto en el Bayern Munich como en la selección nacional. Quiero compartir esto con todos los nominados porque tengo una gran relación con todos, especialmente con Thomas. Gracias a mi familia, sin su apoyo no estaría acá. Y a los fanáticos, esto es también de ustedes. Danke! (Gracias)" Tras entregar el premio siguió el show. De las tres nominaciones gané el de Artista Emergente. Más tarde subí nuevamente al escenario para cantar un tema titulado "Mesmerize me", el primer single promocional de mi primer disco, "Sophie". Luego de cantar, faltaban dos categorías más para finalizar la gala. Al terminar todo, nos fuimos al after party en un hotel cercano al teatro. En el salón había todo tipo de aperitivos y cerveza alemana por cantidades industriales. Manuel y yo estábamos sentados en la misma mesa, bebiendo cerveza y disfrutando el ambiente. "No tienes novio?", me preguntó un algo pasado de tragos Manuel. "No, y por qué lo preguntas?", le repliqué. "Sólo preguntaba", dijo él. De repente, suena "Animals" de Martin Garrix de fondo y Manuel se quita el saco y la corbata y se va a bailar, no sin antes sacándome para acompañarlo. "Ven Sophie, bailemos juntos", dijo en un tono de borracho. "Está bien niño", le contesté. Bailamos esa y un par de canciones más hasta que recogimos nuestras estatuillas que estaban en la mesa y nos fuimos a la suite donde Manuel pernocta. Mientras yo cargaba las estatuillas, Manuel tenía cuatro latas de cerveza en su mano. Las puso en el suelo para abrir la puerta, luego de abrirla las recogió y me invitó a pasar a su habitación. "Bueno Manu, me voy a mi habitación, ya te acompañé para acá, nos vemos luego", le dije. Manuel, quien ya estaba super ebrio, me dijo: "No te vayas! Quiero estar contigo esta noche. No quiero pasar la noche solo. Ven, abrázame". Yo veía que Manuel se desabotonaba poco a poco su camisa, cosa que empezaba a excitarme. Manuel abría otra lata de cerveza y se la tomaba mientras parte de la espuma caía por su sexy torso. La cosa empezaba a calentarse. Me quité mis zapatos de tacón y me bajé un poco la cremallera de mi vestido por detrás para que él me la terminara de bajar. Me acerqué a él, me le puse de espalda y él me empezaba a masajear mi cuello y mi espalda con sus labios, al mismo tiempo que terminaba de bajar la cremallera de mi vestido y quitármelo de encima. Como no usaba brassiere, mis pechos quedaron descubiertos. Manuel me despojó de la poca ropa interior que llevaba puesta hasta quedar desnuda. Sus manos recorrían mi cintura, mis pechos, mis caderas, mis piernas y hasta mi entrepierna mientras me besaba y me lamía el cuello y la espalda. Me di media vuelta, lo abracé y besé sus labios al tiempo que recorría mis manos por su inmensa espalda. Acto seguido, Manuel me acuesta en la cama y me hace sexo oral mientras sus manos iban desde mis piernas hasta mis pechos, masajeándolos una y otra vez. Me besaba mi barriga, me chupaba los pezones, subía hasta mi cuello y llegando a mis labios. Nos volteamos y yo le "respondí" con algo similar. Le quité el pantalón y la ropa interior, tomé su miembro y empecé a darle un blowjob intenso. Manuel estaba en otra dimensión al tiempo que le hacía cositas allá abajo. Luego del blowjob, besaba y lamía su torso y su pecho hasta llegar a sus labios. Me subí sobre su entrepierna y comencé a "cabalgar" encima de él una y otra vez. Manuel me agarraba de manos, me las soltaba para luego sostener mis caderas, acariciar mis brazos, mis hombros, mis pechos y mis pezones. Me incliné sobre él y besé una vez más sus labios mientras él me ponía debajo de él. Me penetraba una y otra vez. A medida que corría la noche, la cosa se ponía caliente. Manuel me ponía en cuatro y me penetraba por detrás de una manera muy intensa. Yo no paraba de gritar y de excitarme. Él me daba nalgadas de manera que aumentaba el ritmo de cada penetración. Luego me volvería a sentar sobre su entrepierna, esta vez de espaldas a él; rebotaba una y otra vez. Manuel me acariciaba la espalda, me acostaba sobre él y me pasaba sus manos por mis pechos, mi cintura y mi vagina mientras él me penetraba por mi trasero. Nos colocamos de lado y él seguia penetrándome y acariciándome una y otra vez. Nuestros cuerpos destilaban sudor como nunca. Gemidos, lamidos, besos iban y venían. Hasta que él y yo no pudimos más y caímos rendidos. Me di media vuelta, lo abracé y le di varios besos. Más intenso no pudo estar. Una noche de glamour y estrellas tuvo su cierre con broche de oro con este momento sexual único e inolvidable. Nada mejor que un sexy alemán para echarle más leña a este fuego. Y esto es sólo el comienzo en cuanto a esta serie de aventuras eróticas teutonas. Por lo pronto debo dejarte, Diario. Espero abrirte de nuevo en una próxima oportunidad. Guten Nacht. - Carlita.
viernes, 9 de mayo de 2014
Capítulo 9: Del show de televisión al show sexual nocturno en la piscina (Carlita + Wil Myers)
Querido Orange Shoe Diary:
Una vez más te abro para contarte una nueva fantasía beisbolera perversa. Siguiendo con esta onda de aventuras eróticas junto a peloteros no miembros de los San Francisco Giants, nos quedamos en Tampa Bay; porque otra "raya" nada desde las aguas de esta bahía del oeste de la Florida a nuestro picante espacio para derrochar sus adorables encantos y sacar la fiera sexual que lleva dentro de su apariencia de niño bueno e inocente. Se trata del más reciente ganador del Novato del Año de la Liga Americana, el outfielder que representa el valioso futuro de los Rays: el bellísimo Wil Myers. Casualmente, Wil usa en su jersey el número 9, por lo tanto quise reservar este capítulo 9 exclusivamente para este hermosísimo jovencito. Tú sabes, cábala numérica. En fin, sin más que agregar, veamos cómo fluye todo esto:
Un centro comercial. Tiendas de cualquier tipo: de ropa, calzados, accesorios, telefonía, restaurantes, salas de cine, tiendas por departamento; todas a reventar de gente. Ese día había más gente de lo normal debido a que habrían varios eventos durante ese fin de semana. Uno de ellos sería un casting para un concurso de canto.
El día de dicho casting, me encontraba con un grupo de amigas (Dayana, Ámbar, Vicmary y Gabriela; éramos cinco contándome), quienes íbamos al cine. Tras terminar de ver la película, fuimos a dar una vuelta por el centro comercial, comiéndonos lo que quedó del popcorn mientras veíamos lo que había tras las vidrieras de las tiendas hasta que vimos en el anfiteatro del lugar una enorme cola de gente con números colgando de sus cuellos.
"Qué será eso?", me preguntaba. "Debe ser un casting, pero no tengo idea de qué es", dijo Ámbar. "Es un casting para nuevos talentos", exclamó Dayana; a lo que luego Gabriela agregaría: "Van de todo, desde cantantes, hasta magos y gente así. Yo no soy tan buena ni cantando ni haciendo magia, y ustedes?" "Yo menos", dijo Vicmary. Todas reímos y fue allí cuando Dayana le recordó al grupo que "aquí la dura cantando es Carla".
"Es cierto", "verdad, Carla canta hermosísimo", "la voz de Carla es inigualable", se murmuraban las chicas mientras yo las miraba extrañamente. "Osea, ustedes quieren que yo haga ese casting, verdad?", les pregunté. "Claro querida", contestaron todas al unísono. "Que lo haga!", "que lo haga!", "que lo haga"; gritaban las chicas para convencerme de hacer el casting, lo cual tuve que aceptar para complacerlas. "Está bien, haré ese casting entonces, pues".
Las muchachas gritaron de satisfacción al aceptar la propuesta y fuimos directo al anfiteatro del mall. Hice mi cola y esperé por varios minutos, debido a la conglomeración de gente que fue al casting. Mientras tanto, las chicas me retocaban el maquillaje, me peinaban, me daban agua y hasta me cuidaban mi puesto cuando quería ir al baño. En fin, como si ya yo fuese una artista de verdad. Pasó el tiempo y entré al mini escenario a presentar mi casting. El público me aplaudió, mis amigas andaban histéricas gritándome en señal de apoyo. Tres personas conformaban el jurado. Al principio, los jueces me contaron que si resultaba seleccionada, iría a competir en un concurso de talentos dentro de un popular programa en la televisión.
"Cómo te llamas, jovencita?", preguntó el juez #1. "Soy Carla, un placer". "Qué edad tienes?", fue la pregunta de la jueza #2. "21", le respondí; luego vendría el juez #3: Qué nos cantarás, señorita Carla?", lo cual contesté: "Start a fire, de Dilara Kazimova, una cantante de Azerbaijan". "Mmm, no hemos escuchado nunca esa canción, ni tampoco a esa chica, sería interesante oírla",dijo el juez 1. "Pues la van a poder escuchar en este instante", les respondí. "Habrá algún piano de cola acá? Porque aquí en mi bolso tengo las partituras".
"Ahí está el maestro Dante, dale las partituras y haz tu performance", replicó la jueza 2". Le di las partituras al pianista y me puse frente al micrófono; él empezó a tocar y yo comencé a cantar:
"♪ Someone's selling garden roses down the square / People gathering by to breathe the morning air / But no one sees the bitter cold and shivering empty hands / A school girl running by and trying to beat the bell / People dropping, tossing coins in wishing wells / But no one cares for dreams that don't fit into our world / Maybe nightfall darkens skies / And maybe teardrops stain our eyes / But may the slightest light start a fire / A soldier in the hands of a forgotten mess / Digging out the burning bullets in his chest / So eager, bold and noble - printing footsteps on this earth / Maybe nightfall darkens skies / Maybe teardrops stain our eyes / But may the slightest light start a fire / Start a fire / But may the slightest light start a fire ♪"
El público aplaudió fuertemente. Los jueces me felicitaron y de una vez me dijeron: Estás dentro de la competencia. Yo grité y salté de la alegría. Mis amigas fueron a abrazarme y a felicitarme por entrar a la competencia. Al día siguiente entré al estudio del programa de TV donde actuaría. Dicho programa es maratónico, dura unas cuatro horas al aire todas las tardes los sábados.
Ese día, estábamos varios participantes en dicho programa, que no necesariamente todos eran cantantes. Habían malabaristas, bailarines, comediantes, magos, imitadores, declamadores de poemas, copleros; en fin, de todo un poco. Ese día, no sólo me llamó la atención cada actuación de los participantes, sino el invitado que tenían en el show. Antes de que me tocara el turno de salir a cantar, el invitado especial del programa iba camino a camerinos a arreglarse para el siguiente segmento; luego de ese segmento vendría mi presentación. Me vio y me saludó: "Hola, tú debes ser una de las concursantes del show de talento, no?" Yo le respondí que "sí, ahora en un rato salgo a cantar, después que tú salgas, claro".
"Ah ok (risas)", dijo mientras sonreía el espigado joven de rostro angelical y perfecto, de aproximadamente 1.89 metros de estatura, piel blanca, ojos azules, cabello castaño y algo rebelde y despeinado, cuerpo atlético y bien proporcionado.
"Me llamo William Myers, pero me gusta que me llamen Wil, así con una sola L; es decir, Wil Myers (risas)", me dijo el chico presentándose ante mí. "Un placer conocerte, Wil. Me llamo Carla", le contesté tendiéndole la mano. "Lindo nombre (guiño)", dijo Wil, para luego preguntarme que, aparte de cantar, qué otras cosas hacía.
"Estudio en la universidad y me encanta leer, componer canciones y poemas y ver un buen partido de beisbol". Wil diría luego en tono de sorpresa: "Ah sí? Te gusta el beisbol? A mí también. De hecho lo practico. Juego en las Grandes Ligas con los Rays y me ha ido bien. Hoy me invitaron porque querían que hiciera un reto. Haré un número musical con una canción totalmente inédita, y pues estoy un poco nervioso (risas)".
Yo me reí y después le dije: "Pero me imagino que has ensayado toda esta semana para esta presentación, verdad?". "Claro!", exclamó Wil. "Antes de cada práctica esta semana ensayaba, tuve un día libre y lo aproveché para perfeccionar el acto y ya pues hoy lo presento. Ha habido mucha expectativa ante esto porque soy el primer beisbolista que hace este tipo de retos (risas)". "Me imagino, porque no es común ver a un beisbolista actuando como un popstar aunque fuese por un día (risas)", le dije. Wil contestó: "Es cierto (risas). Te dejo porque debo ir a arreglarme, mucha suerte, Carla. (Susurro al oído) Si quieres después del programa salimos a cenar". Le exclamé susurrándole al oído: "Me parece excelente idea! Ok mi vida, nos vemos entonces".
Después que los que estaban delante de mí hicieran sus presentaciones, me tocaría el turno. Los mismos jueces del casting estaban allí en el estudio evaluando cada performance. Pero antes habría un paréntesis en la competencia para el momento del gran invitado de la tarde-noche. El animador del show se dispone a presentarlo: Estamos de vuelta en "Estrellas del Fin De Semana", un placer saber que siguen en sintonía con nosotros. Y ahora, llegó el momento de recibir a nuestro gran invitado de la noche. Es un joven exitoso, talentoso y con un gran futuro por delante dentro de los Tampa Bay Rays. Sí, es beisbolista y hoy ha venido porque cumplirá el Reto del Talento para Celebridades, por 10000 dólares que serán destinados a causas benéficas. Ha preparado un número musical con una canción totalmente inédita. El ballet del programa está dispuesto para acompañar en la danza a quien hoy asume el Reto del Talento de Celebridades correspondiente a esta semana, la futura cara de franquicia de los Rays, Wil Myers!"
El público (en su mayoría chicas vestidas con el jersey de Wil) enloqueció con sus gritos de "fangirl". El grupo de baile empezó a ejecutar su coreografía. Wil apareció en el escenario luciendo como toda una estrella pop, aunque fuese por un día. Los gritos del público subían de decibeles al aparecer él en el escenario; ataviado con una t-shirt color turquesa, unos pantalones negros y una gorra con el ala atrás.
Yo lo veía en el backstage, reía y disfrutaba de ese momento al mismo tiempo que escribía en mi bloc de notas un poema inspirado en él. Mientras tanto, Wil bailaba y cantaba cosas como: "Quiero que le des luz a mi oscuridad / quiero que sea tu sonrisa la que me haga delirar / Yo quiero ser el aire que tú sueles respirar / quiero quedarme a tu lado hasta el final / contigo yo soy feliz / sin ti no puedo vivir / me mataría tanta soledad / así que quédate conmigo un rato más. Ohhh no! *suena la música* *En el fondo aparece un coro cantando este estribillo*: Quiero que le des luz a mi oscuridad / no deseo vivir con la soledad/ quédate un rato más *Wil cantando*: Oh baby quiero vivir contigo hasta el final / como tú no hay otra en el mundo igual / sólo a tu lado quiero estar ah ah ah *El coro de nuevo*: Quiero que le des luz a mi oscuridad / (Wil: Oh oh ooooh) no deseo vivir con la soledad / quédate un rato más *Wil*: Oh muñequita sin ti no soy feliz / sin tus besos no puedo vivir / ven y quédate junto a mí yeeeah. Ohh mi niña. Oh oh oh oh. Yo quiero tener tu amor ooooh...
Tras su actuación, Wil ganó los 10000 dólares y volvió al backstage. Yo estaba preparándome para salir a cantar, cuando él se acerca a decirme: "Mucha suerte, Carla. Sé que lo harás bien (guiño)". "Gracias, Wil", le contesté. "Por cierto, lo hiciste bien. Para ser un show de alguien que juega beisbol casi todos los días, estuvo fantástico". "Ah ok, gracias mi amor (Risas)", respondió Wil, para luego agregar: "Recuerdas lo de hace rato no? Que te dije que íbamos a salir después del programa. Bueno, acá te esperaré. Al terminar, salimos a comer, te parece?" "Genial mi vida", le repliqué. "Ya me toca salir". Wil me abrazó y me dio un beso en una mejilla como señal de buena suerte.
El animador me presenta: Y ahora presentamos a nuestra siguiente concursante, con el tema "Start a fire", recibimos a Carla! El público aplaudió mientras empezaba a tocar el piano. Wil en backstage sonreía mientras yo cantaba. Al terminar mi performance vinieron los 5 últimos concursantes antes del veredicto final. Esa noche, el ganador se llevaba 50000 dólares y el segundo lugar ganaba 25000. Logré el segundo puesto. El primer lugar se lo llevó un mago que se llevó grandes aplausos con su acto de magia.
Al terminar el show, Wil y yo, tal cual como lo cuadramos, fuimos a comer en un In-N-Out. "No te había dicho lo bien que cantas. Tienes un gran talento", me dijo mientras mojaba una papa frita en salsa de tomate. "Gracias mi amor", le respondí a su elogio para luego beber un sorbo de malteada de chocolate. Después de degustar las hamburguesas, papas fritas y las malteadas de chocolate y fresa, Wil me llevó a su casa en su camioneta Jeep último modelo. "Por qué me traes acá?", le pregunté. "Quiero que pases la noche conmigo hoy", respondió Wil. Estoy solo y pues me hace falta algo de compañía". "Pero yo no tengo más ropa", le dije. Wil me sonrió y me dijo que estuviera tranquila; "te llevaré a tu casa para que busques algo de ropa y te quedes conmigo en mi casa esta noche. Ah, y metes un traje de baño. Mi casa tiene piscina con jacuzzi y pues si quieres echarte un chapuzón allí, no veo algún problema para que lo hagas".
Wil me llevó a casa y fui a buscar dos franelas, un short, un blue jean y ropa interior, además de desodorante, perfume, cepillo y crema de dientes. Y además agarré mi traje de baño de dos piezas de estampado floral, una toalla y el bloqueador solar. Metí todo en un pequeño bolso y volví a montarme en la camioneta de Wil; quien nuevamente me llevaría a su casa. Al llegar allí, Wil me mostró su "nidito". La cocina, los dos baños, la sala de estar, los dos cuartos, un enorme patio con una parrillera grande, perfecta para cuando le provoque hacer un BBQ y por supuesto, la piscina con el jacuzzi. "No sé si quieres un coctelito, una cerveza o algo así", me ofreció Wil. "Una cerveza no caería mal. Que esté bien fría", le pedí. "Está bien", contestó él. Wil fue a la cocina a buscar la cerveza mientras yo me ponía mi traje de baño dispuesta a bañarme en el jacuzzi. Al traerme la cerveza, Wil se sorprendió de lo rápido que me cambié para meterme a bañar. "Wow! Tú no pierdes tiempo. Acaso eres hija de Flash?", decía mientras me entregaba la botella de cerveza. "(Risas) No vale, es que no me pude resistir. *se bebe un sorbo de cerveza* Esta cerveza está divina". Wil y yo reíamos, bebíamos nuestras cervezas y nos miramos fijamente, hasta que él me dio un beso en la boca. Y fue allí cuando empezó a calentarse el asunto. Wil se quitó la franela y quedó sólo con sus shorts puestos, se metió al jacuzzi con su botella de cerveza en mano, tomó un sorbo y empezó a mojarme. Me besaba y pasaba su lengua por mi espalda y mi cuello suavemente mientras con sus manos sostenía mi cabello. Me quitó la parte de arriba del bikini y empezó a besarme en el cuello y a pasar sus manos por mis hombros, mis pechos, mi estómago y mis piernas. Me di media vuelta y me senté sobre él. Le di de beber lo que sobraba de mi cerveza como si fuera un tetero y le acariciaba los hombros, los brazos, los pectorales, el abdomen y las piernas. Le besaba y le pasaba mi lengua por sus mejillas rojas, su cuello, su pecho y su planísimo y perfecto abdomen. Wil me quitó la parte de abajo del bikini, yo respondí el gesto quitándole el short y me terminé de sentar sobre su entrepierna. Lo abrazaba y me aferraba a él mientras me movía suavemente sobre su entrepierna, al mismo tiempo que besaba sus rosados labios y enredaba mis manos en su rebelde cabello. Wil me mojaba mientras yo sentía placer sobre él. Luego, Wil me sacó del jacuzzi y nos lanzamos abrazados a la piscina. Nadamos unos breves segundos y nuevamente nos abrazábamos y nos besábamos varias veces. Salimos de la piscina y nos acostamos en una de las orillas. Wil se puso sobre mí, besándome desde mis labios, pasando por mi cuello, mis pechos, mi estómago, mi clítoris y mis piernas. Me puso boca abajo y me hizo varios masajes en mi espalda, para luego pasar su lengua y sus labios allí varias veces. Me sentía en la gloria con cada beso, caricia y estímulo de su parte. Wil se acostó y yo me senté sobre su entrepierna moviéndome suavemente, al tiempo que él ponía un dedo de su mano izquierda sobre mi boca para morderlo y chuparlo. Su otra mano se posaba sobre mi estómago y subía hasta mi pecho y mi hombro derecho. Sus manos recorrían mi cuerpo una y otra vez mientras estaba encima de él. Me incliné sobre él y nos volteamos. Ahora era él el que nuevamente estaría sobre mí. Me penetraba lentamente y variaba el ritmo constantemente. Me abrazaba, pasaba sus labios por cada espacio de mi cuerpo empapado tanto del agua de la piscina como de sudor. Lamía mi cuello una y otra vez. No paraba de besarme. Hasta que no pudimos más, sellando la noche de pasión con varios dulces besos.
Creo que de todas estas fantasías que he escrito hasta ahora, ésta es la más suave y delicada que he tenido. Y es comprensible, porque Wil es de esos chicos que al momento de hacer el amor, hay que hacérselo con cariño y dulzura, porque es lo que irradia. Su hermosa sonrisa, su mirada inocente y su dulce voz imaginándola al cantar en ese programa fueron los detonantes para que pudiera tenerlo conmigo, así fuese de forma ficticia.
Te dejo, Diario. Continuaré con mis actividades habituales; espero abrirte pronto.
-Carlita